sábado, 31 de julio de 2010

La pequeña historia de España. (19)


El pobre Companys ha sido juguete del destino, triste destino de Arlequín en el escenario de un guignol trágico. No es bueno, ni es malo; no es listo, ni es tonto. "Tiene... pero le falta", como decía Antonio Palomero, malogrado ingenio de la prensa nacional.
España no puede sentirse orgullosa de sus hombres representativos de las generaciones que viven, es cierto, pero menos "que de otras de sus regiones, de las de Cataluña".
Tantos años de voces, de esfuerzos, de luchas políticas, para que en la hora precisa de su pretendida liberación la represente y dirija Maciá, respetable porque está muerto y porque no era mala persona; y en la vacante le suceda un Companys, más respetable también por medio muerto que por vivo. ¡Tremenda ironía!

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