Había conseguido por una labor perseverante y personalista de propaganda y organización que comencé hace treinta años, constituir un partido republicano de amplitud nacional. Recorrí toda España incorporándome masas populares que logré separar de los focos extremistas revolucionarios. El Partido Republicano Radical llegó a ser una fuerza política liberal, democrática, progresiva, de sentido gubernamental. Se agregaron también elementos de la clase media y de las profesionales liberales que, por espontánea selección, formaron pronto un estado mayor.
Gran oportunidad fue aquélla para haber agrupado a la nueva generación en una extensa y auténtica democracia nacional, plasmada sobre moldes nuevos, hasta donde ello fuera posible en un país que no ha pasado por las experiencias y evoluciones que fraguaron tan consistentes y duraderas de los pieblos como Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
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