lunes, 12 de diciembre de 2011

Ya no hubo más héroes


Gregorio Ordóñez, con su figura rechoncha, pero airosa, fresca, bien encarada, salió diciendo por televisión lo que mucha gente pensaba: el hartazgo, la sensación de que ya estábamos todos hasta los mismísmos de tanto cinismo, de tanta hipocresía, de tanto hacernos tragar ruedas de molino. La más gorda de todas probablemente era la de explicar (y justificar) los atentados perfectamente planificados en tiempo, lugar y forma contra víctimas desprotegidas como si fueran consecuencias normales, casi necesarias, fácilmente previsibles y a la vez imprevistas y comprensibles del conflicto. Pero a este señor lo mataron de una manera muy calculada y buscando unas consecuencias muy previsibles, o porque con él se nos fue la esperanza por mucho tiempo, a algunos para siempre. Ya no hubo más héroes. A partir de ahí los que salieron ya sabíamos que no iban a pecho descubierto. Todos con guardaespaldas, todos bien protegidos, y el que no iba así lo mataban, así de triste, así de real.


Laidentidad mestiza, PEDRO JOSÉ CHACÓN DELGADO

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