sábado, 19 de diciembre de 2009
Antitaurinos y «strippers»
Edurne Uriarte en ABC
Los antitaurinos del Parlamento catalán me recuerdan a las «strippers» que protestan periódicamente contra las pieles entregándose sacrificadas y valientes al porno blando. Los desvelos de estas señoras con los visones o con los zorros tienen que ver con el sufrimiento animal más o menos lo mismo que el voto antitaurino con la preocupación por los toros. Con la diferencia de que las strippers hacen un estupendo negocio con los desnudos de la única manera, con una causa, en que pueden hacerlo sin que las llamen determinadas cosas. Y lo de los antitaurinos se queda en lo puramente ideológico, como lo de los curas guipuzcoanos. Y a Munilla le toca más o menos el mismo papel que a los toros, el de la dichosa españolidad, nefasta en algunos sitios tanto si eres cura como aficionado a los toros como anónimo ciudadano.
Debatir con los antitaurinos del Parlamento de los «derechos» del toro, o de la tortura animal, es más o menos como hacerlo con los curas guipuzcoanos de asuntos religiosos. Una pérdida de tiempo, incluso una imbecilidad, del orden del debate intelectual con las modelos eróticas sobre sus campañas anti-pieles. O con el diputado catalán de ICV sobre su teoría del «estallido de machismos» que son las corridas de toros.
Si este debate fuera realmente sobre toros, al menos se desarrollaría en libertad. En desventaja para los taurinos, dadas las normas de la corrección política. Pero en libertad, al fin y al cabo, que es lo que falta en Cataluña cuando de identidad étnica se trata. No hay otra manera de explicar el voto secreto si no es por el miedo de los socialistas taurinos a parecer poco catalanes, o demasiado españoles en el caso de los nacionalistas.
No ha habido voto secreto para el aborto, pero ¡ay! como te pillen taurino en el Parlamento catalán, peor que si pillan vestida a una stripper, un desastre para el negocio.
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La conclusión que saco del artículo es que el personaje que lo ha pergeñado es otro enfermo mental que a su psicopatía sádico-agresiva (no se puede explicar de otra manera ese placer por el sufrimiento y la tortura de un animal inocente) une una profunda inseguridad personal, que le lleva a buscar refugio en los referentes de identidad más primarios: el nacionalismo español que le han inculcado desde pequeñito como representación social incuestionable (véase la teoría de Moscovici).
ResponderEliminarDe todas maneras, ¿qué podría esperarse de alguien que escribe en el ABC?
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Para informarse un poco:
•••10 argumentos antitaurinos •••> http://wp.me/pMv0y-sJ