lunes, 24 de agosto de 2009

El Estatut es sagrado


César Alonso de los Ríos en ABC

SI consideran anticonstitucional el Estatut, que cambien la Constitución. Este es el espíritu de la manifestación del 11. Un aviso al «resto». La versión callejera del Pacto del Tinell.
Para catalanistas y separatistas el Estatuto ha sido la expresión del Parlamento catalán refrendada por el «pueblo» de Cataluña en relación con el trato que se le debe a la lengua «propia», el reconocimiento de la conciencia nacional y el pacto con el Estado en términos de bilateralidad. Las discusiones de los miembros del Tribunal Constitucional durante tres años han sido maniobras personales y partidarias. Por ejemplo, a Pascual Sala y a Manuel Aragón no les gustaría terminar su vida profesional abrumados por la vergüenza de haber colaborado en la desintegración total de España. Que es lo que han hecho, voten lo que voten.
¿Estamos ante el final del proceso que comenzó con la redacción de la Constitución de 1978?
Desde luego para los catalanistas, aunque ni siquiera estos podrían descartar que el triunfo del Estatuto no sea la antesala de la independencia claramente definida como tal. Quiero decir que aún en esta situación sigue manteniéndose la distinción clásica entre catalanistas e independentistas y que todavía ese distingo sigue permitiendo que avancen estos hacia la soberanía plena son la oposición radical de los primeros. Porque esta división de actitudes todavía seguirá dándoles juego a unos y a otros en relación con cuestiones históricas, simbólicas, deportivas... y siempre en la perspectiva de la Unión Europea: la vía hacia un Kosovo indoloro «civilizado», con liga de futbol a ser posible y a vivir que son dos días. Como corresponde a una sociedad marcada por tres guerras civiles que ve en la «desintegración» de España no una ruptura y un trauma, sino un modo inteligente de garantizar la paz

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