viernes, 8 de mayo de 2009
Español de a pie
"Lo que tenía que encontrar era lo de siempre: la sensibilidad del hombre de la calle, que se llama el español de a pie cuando se habla de política. Es decir, una entidad difusa, roma, estúpida y carente de interés. Un arquetipo despreciable por su ausencia de valores nobles, de cultura, de chispa, al que los analistas políticos aluden en general como si se tratara de un colectivo de personas que tuviera algún valor que conservar. Cuando un periodista reclama la necesidad de dirigirse a tan siniestro personaje, no está haciendo otra cosa que la peor clase de populismo. El hombre de la calle es objeto de adoración y, al mismo tiempo, todo aquello que nadie quiere ser; ni siquiera es un antihéroe, es, sencillamente, un no-héroe."
Jorge M. Reverte
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