No le gustaba su sueño, no era feliz en él, le resultaba inaguantable y todo parecía indicar que era uno de esos sueños en los que acababa cayendo por un precipicio. Al mismo tiempo, su cuerpo era incapaz de moverse como él quería. Por algún motivo no podía mover ni un dedo. Como si sufriera una parálisis del sueño.
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