El final de la columna de opinión que firma Carlos Carnicero en El Periódico de Catalunya.
La pregunta de fondo es si para la existencia de una Catalunya fuerte, sólida y con futuro no es imprescindible una España fuerte, sólida y con futuro. El resto, si la respuesta es afirmativa, es un problema de conciliación de intereses.
Estamos atrapados entre dos intransigencias cruzadas. La derecha que representa a la vieja España rencorosa, teñida con caspa de sotanas rancias. Y enfrente, los nacionalismos, los radicales y los que no lo son tanto, juegan con las cartas marcadas de que nunca quieren llegar a un marco estable de relación con España porque la reivindicación es la única razón de subsistencia: si no hay pleito, no hay causa nacionalista.
Sería un buen momento para alejarse del problema y ejercer la responsabilidad. Pero calentar los ánimos, generar discrepancias y aumentar las diferencias está al alcance de todos los mediocres. Construir una realidad estable, confortable y duradera es solo posible para quienes tienen la grandeza del estadista. Todavía estamos a tiempo.
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