viernes, 10 de abril de 2009
Crisis zapateril
La opinión de José Domingo.
Debe ser la remodelación del Gobierno más rápida de toda la historia de la democracia. Sólo hace un año que Zapatero presentó un Gobierno para toda la legislatura (4 años) con tres objetivos principales: la lucha contra la desaceleración económica y en favor de la innovación tecnológica, el combate del cambio climático y la promoción de la mujer en el ámbito social y laboral en condiciones de igualdad. Ya ven, poco dura la alegría en la casa del pobre.
La desaceleración es una palabra olvidada que ha dado paso a la recesión y en la lontananza aparece el fantasma de la “depresión económica”. Es lógico, por lo tanto, que el encargado de hacer que crezca la economía “más” y “mejor”, según palabras de Zapatero, a la vista de los resultados sea despachado, mas cuando el vicepresidente económico estaba pidiendo la jubilación a gritos. La pregunta de los varios millones de parados que pueblan España y de los emprendedores, trabajadores autónomos y pequeños empresarios que esperan los créditos oficiales como agua de mayo es la siguiente: ¿Tiene potencia este nuevo Gobierno para tumbar la crisis? Aparentemente, Zapatero no ha desarrollado el músculo económico con la remodelación, se marcha un “peso pesado” en sus últimas horas, y entra “una peso pluma” de la que desconocemos si tiene fuerzas para dar los golpes necesarios a un rival tan correoso y peligroso.
Algunos analistas ya se han precipitado para destacar que con el nuevo Gobierno se ha acabado la España plural. Desde luego, a la vista del contenido del Estatuto de Autonomía de Andalucía, casi fotocopia del catalán, no puede decirse que Chaves sea un jacobino irredento, pero es que, además, la financiación autonómica ha ido a parar a manos de Elena Salgado que, recordemos, fue la que transfirió la Inspección de Trabajo y Seguridad Social a Cataluña con la oposición de la patronal, de los sindicatos y del Secretario de Estado para la Seguridad Social.
No me complace que la cúpula del PSOE haya desembarcado en el Gobierno y es especialmente preocupante que el Ministerio de Fomento quede en manos del vicesecretario general del PSOE, porque los vínculos entre partido y Gobierno en el Ministerio encargado de las infraestructuras nunca son gratuitos.
Como quiero lo mejor para mi país, deseo un milagro, que Zapatero haya acertado y podamos decir a final de año que la crisis de Gobierno fue superada. Sin embargo, tengo pocas esperanzas.
En parecido orden de cosas, Montilla, tiene la ocasión de secundar el ejemplo zapateril. Es vox populi que a algunos de los integrantes del Govern de la Generalitat les iría muy bien un "descansito".
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